España: objetivo de Al-Qaeda

Imagen de los tres secuestrados por una célula de Al-Qaeda

De todos es sabido que España está en el punto de mira del yidadismo. Es una realidad que ahí tenemos y de la que debemos aprender. Muchos han sido los que han achacado esta amenaza al desarrollo de determinadas políticas gubernamentales en el mundo árabe. Y llevan razón, pero a medias. Es cierto que la entrada en la guerra de Iraq o el envío de tropas a Afganistán o el Líbano pueden contribuir al desarrollo de una mala imagen de nuestro país ante los ciudadanos musulmanes. No lo discuto, pero también es verdad que, debajo de esos sentimientos que pueden provocar algunas políticas concretas ,subyace algo más. No todo depende de lo que hagan los sucesivos gobiernos de la nación.

En anteriores ocasiones, ya he señalado algunos motivos por los cuales España es objetivo del fundamentalismo islamista. Entre estas razones se encuentran la existencia de un sistema de libertades que separa Religión y Estado, la pertenencia a organizaciones como la UE o la OTAN o la existencia de agujeros en la seguridad nacional que se mostraron tras el ataque del 11-M. Todos estos supuestos, que podemos compartir con otros países del denominado "mundo occidental", marcan una pauta.

Eso sí, hay otro elemento fundamental y simbólico. España, identificada con Al-Ándalus, constituye una imagen ideal de lo que fue el expansionismo arábico. El imaginario yihadista, que comparte y desarrolla Al-Qaeda, aspira a la construcción de un macro-califato que englobe territorios desde Filipinas hasta España. Somos así un objetivo más y, por mucho que hagamos por conciliarnos con el mundo mahometano, los radicales no cesarán en la consecución de esa meta.

Según ABC, un informe del Ministerio, revela que España y sus ciudadanos son primordiales para "Al-Qaeda en el Magreb". Nada nuevo bajo sol. Estamos siempre en el discurso de esta célula yihadista. Incluso se nos incluye en determinados vídeos que viajan a través de internet. Ahora, el secuestro de tres cooperantes en Mauritania introduce un nuevo matiz. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, teme que haya exigencias políticas. Entre estas podrían encontrarse la liberación de presos yihadistas que se encuentran en cárceles españolas o mauritanas, o la exigencia de la retirada de soldados en Afganistán. Y ahí es donde nos encontraríamos con un gran problema porque el Gobierno no podría satisfacer ninguna de esas exigencias por varias razones:

• Porque resultaría casi imposible retirar las tropas de Afganistán ya que estas se encuentran bajo mandato de la OTAN y de la ONU.


• Porque la liberación de presos iría contra las bases del Estado de Derecho.


• Porque claudicar ante los terroristas debilitaría la posición internacional de España.

¿Qué queda hacer? Una gran apuesta, que Mauritania ha rechazado, es el envío de efectivos de la Guardia Civil para trabajar en el escenario. Otra, el desarrollo del mecanismo diplomático que tienda puentes de contacto entre el Gobierno y los terroristas. No quedan más opciones ¿o sí?