Esta es la conclusión que he sacado en estos últimos días. Hasta hace nada tenía los ojos tapados por las últimas direcciones que había tomado el partido regionalista conservador pero, al fin, me ha quedado claro. No voy a ser tan irresponsable diciendo que UPN no se parece en nada al Partido Popular, sería un suicidio intelectual, pero hay matices que marcan y van a marcar las actuaciones de la sucursal navarra de los populares y la dirección central. Entre estas pequeñas diferencias, nos encontramos un trasfondo ideológico en el que el papel de los fueros y la entidad de Navarra dentro del conglomerado español marcan un punto y aparte.
Como todos sabemos, el principal partido de la oposición se caracteriza por tener en su interior a lo que se ha denominado muchas veces como "derecha sociológica". Pues bien, teniendo en cuenta esto, podemos decir que dentro del PP existen varias corrientes o "familias" que, en muchas ocasiones, pueden encontrar divergencias. En esta formación, que por ejemplo tiene muchas más diferencias internas que IU o PSOE, hallamos centristas/liberales, conservadores nacidos de la escuela de la Revolución Francesa, foralistas/tradicionalistas e incluso personajes que no ven con malos ojos otros tiempos oscuros. En esto, UPN siempre se ha caracterizado por la defensa acérrima de los intereses forales de la comunidad navarra al igual que hicieron en sus momento las grandes "familias" carlistas. Los regionalistas han representado siempre ese sector que defiende unos privilegios determinados frente a la celosa mirada de la derecha más centralista y, quizá por ello, más cercana a las creencias del estado liberal si tenemos en cuenta el contexto historico-político español.
Por esta razón, últimamente me resultaba extraño ver la alineación tan clara, sin fisuras y carente de la típica crítica navarra entre UPN y PP. Puede ser que fuera por la "posible amenaza" en cuanto al mantenimiento del actual marco político de la región, no digo lo contrario, pero también se ha podido deber por el constante intento de toma de poder por parte de Génova. Esta situación, a ojos de UPN, podría estar rompiendo el actual pacto que mantiene con los populares y es por ello por lo que, al amparo de los resultados y del actual marco de actuación, la formación de Miguel Sanz ha intentado tomar una bocanada de aire fresco que le de un cierto grado de independencia. En esta dirección, encontramos la propuesta upenevista de formar un grupo propio en el Congreso de los Diputados.
Los navarros son muy suyos en cuanto al mantenimiento de su realidad y de sus instituciones. Eso es algo que sabemos todos sus vecinos, y ahora no han sido la excepción. Si para ello deben crear un grupo parlamentario propio, no se van a echar a atrás ya que UPN no es al 100% PP. Muchos, sobretodo los militantes populares nacidos de la democracia, no entenderán esto ya que siempre han estado acostumbrados a una visión autonomista/igualitaria impropia de los orígenes del foralismo navarro, aunque tremendamente justa a la hora de concebir un estado de pleno derecho. Navarra y su sector conservador es en esto una de las excepciones y, cueste lo que cueste, luchará por mantener el actual estatus. Para ello no duda en acercar posiciones al PSN, que también defiende a su manera el régimen foral, poner tierra de por medio con la dirección más centralista del PP y presentar su lealtad con el presidente Zapatero, ese que finalmente desautorizó el pacto entre los socialistas navarros y NaBai.
Este distanciamiento manifiesto entre populares y regionalistas navarros no es nuevo, ni tampoco debe ser malo para los intereses generales del segundo gran partido nacional. Simplemente nos encontramos ante algo absolutamente normal, teniendo en cuenta la excepcionalidad que siempre ha constituido la Comunidad Foral de Navarra. Es cierto que algunos sectores conservadores verán en estas maniobras otros intereses -puede que también pudiera ser así- pero en realidad se trata de un encontronazo de base que es perfectamente superable. Frente a los liberales, encontramos a los foralistas. Eso es lo que ocurre dentro del seno del Partido Popular. Ni más, ni menos.
Comentarios
En mi opinión es democráticamente sano que existan varias corrientes en lo partidos políticos, pero aclarando que dichas corrientes se basen en distintos enfoques ideológicos no en grupos distantes disputándose el poder. Creo que IU es mucho más dispersa y diferente entre sus filas que el PP por ejemplo. Ya que nada tiene que ver practicamente la IU del País Vasco y Navarra con la de Cataluña o con la de Castilla La Mancha, además de que en IU hay muchas corrientes de izquierdas.
Las diferencias que nombro en el PP son claras: de sectores que nacieron de las ideologías de la Revolución Francesa frente a tradicionalistas. Esas son diferencias muy grandes que han nacido del intento de aglutinar a toda la derecha española en un sólo partido. Esto no ha ocurrido en la izquierda que tiene muchos partidos, dos de ellos en el Congreso.
Al fin y al cabo la política es imagen... por desgracia (casi) todo es eso.
PD: Café para todos vuelve. Espero tu visita. Pasa un buen verano (lo que queda de él, claro).
Un saludo