Era el año 1997

Omnipresente durante este 10 de julio en los medios de comunicación, Miguel Ángel Blanco era un joven normal dentro de lo que puede serlo un constitucionalista en el País Vasco. Tocaba en un grupo de música, era querido por su pueblo de Ermua, el único "fallo" (para los terroristas sea dicho) es que pertenecía a un partido que defiende la constitución y la democracia frente a la barbarie de los terroristas. La verdad es que a mí, Ermua me toca muy lejos pero fue un 10 de julio cuando la sentí más cerca cuando esta se levantó frente al chantaje de la banda terrorista ETA. Quizá ese día de verano, nada caluroso por los caminos en dirección a un pueblecito riojano que se llama Navalsaz, fue cuando realmente empecé a ser consciente de lo que era la violencia de los autodenominados "patriotas".

Tenía 10 años y la berlingo, color gris metalizado que todavía está en casa y que utilizo ahora para ir a la emisora, subía a duras penas por una cuesta de una carretera en obras. Hacía frío, de hecho llevaba un típico chándal de poliéster, y de repente Radio Nacional de España anunciaba la tan indeseable noticia: Miguel Ángel Blanco, concejal por el PP en Ermua, había sido encontrado con un disparo en la cabeza. Fue un cazador, si no me falla la memoria, el que lo encontró junto a su hijo. Como todos sabemos, en las horas anteriores, la sociedad había mostrado el rechazo más frontal a la banda terrorista. Los que apoyaban la violencia tenían que estar escondidos, como lo estaban hasta el momento quienes optaban por el poder de la palabra, y muchos dejaron a un lado la expresión de: "algo habrá hecho".

Corría el año 1997, era el décimo día de julio, y fue entonces cuando muchos chocamos de frente con la irracionalidad a pesar de nuestra edad. Los gestos marcaron la jornada: un ertzantza se quitaba el pasamontañas y se unía con el pueblo, miles de manos blancas se alzaban al cielo como muestra de inocencia e incluso un concejal demócrata tenía que ayudar a un batasuno a apagar un fuego que se había producido en la sede de este último. Las lágrimas, por desgracia, recorrieron nuestro país e incluso un niño de diez años se sentía mal por alguien al que no le conocía pero al que sentía cerca.

Hoy han pasado diez años del nacimiento del movimiento de ese día y son muchas las cosas que nos ha dejado: conciencia social frente a ETA, actuación clara frente a los terroristas y quienes hacen apología de sus acciones y conciencia de que la unión es el método para que esta pesadilla acabe. Ya en el año 2007, el Ayuntamiento de Ermua celebra hoy, desde las 21.00, una concentración en el parque de San Pelaio de la localidad vizcaína, junto a la escultura en homenaje a las víctimas del terrorismo, en la que se leerá una declaración institucional consensuada por todos los grupos políticos del Ayuntamiento: EB, PNV, PP y PSE-EE.

¿Que hay que mejorar muchas cosas más en la lucha contra los terroristas? Es cierto. ¿Que hemos avanzado desde 1997? También. Ojalá llegue un día en el que no tengamos que celebrar más aniversarios, no porque olvidemos a las víctimas, sino porque simplemente serán días de celebración en los que defendamos nuestro sistema de libertades. ¿Qué fue de vosotros allá por el año 1997?