Todo hacía indicar hace dos meses que en
Alemania se iba a dar una inédita coalición Jamaika.
Liberales, verdes y conservadores estaban llamados a formar un gobierno que
tendría que hacer frente, por un lado, a unos socialdemócratas ávidos de dejar
atrás las legislaturas de Gran Coalición y, por el otro, al fenómeno de la
extrema derecha representada por Alternativa para Alemania.
Pero no todo ha salido como se había
planeado, los liberales se retiraron de las conversaciones y en Alemania recorre
fantasma, el fantasma de la República de Weimar. Las opciones que se
manejaban hasta hace poco: un gobierno en minoría de liberales o verdes y
conservadores, la convocatoria de nuevas elecciones o la reedición de una nueva
Gran Coalición de socialdemócratas y conservadores. Frente a este fenómeno, las
élites políticas alemanas, temerosas de un gobierno en minoría o del ascenso de
Alternativa para Alemania en unos nuevos comicios, quieren que se conforme una
Gran Coalición. La consecuencia de este movimiento: la extrema-derecha va a convertirse en
2018 en el líder de la oposición al establishment made in Germany.
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