Todo hace indicar que
van a ser la gran sorpresa de las elecciones de septiembre de 2017. Tras estar
cuatro años ausentes en el Bundestag, los liberales alemanes quieren redimirse.
Y su estrategia parece estar funcionando: un nuevo logotipo y un candidato con
aspecto juvenil, el politólogo Christian
Lindner, para dejar atrás la debacle de 2013. Todo con el objetivo de
construir, una nueva imagen que les acerque a la juventud europeísta,
mayoritariamente urbana, y a los nuevos emprendedores, especialmente al mundo
de las start-ups.
Y parece que la
fórmula puede funcionar. A pocas semanas de acudir a las urnas, las encuestas
de los medios de comunicación alemanes les sitúan en una horquilla de entre el
8% y el 10% en el mejor de los casos. Un porcentaje que podría ser suficiente
para acabar con 8 años de Gran Coalición y devolver a los liberales a su papel
facilitador de gobiernos. Quizá en un gobierno en solitario con la CDU de
Angela Merkel o quién sabe si sumando a los verdes como en Schleswig-Holstein.
Hablamos de los
liberales germanos, es decir, del Freie Demokratische Partei.
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