¿Qué tiene que decir Alemania sobre el Brexit?



Tras nueve meses de especulaciones, en las que algunos analistas incluso especularon con la posibilidad de que se diera un paso atrás,  ha llegado el momento en el que la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, ha invocado el artículo 50 del Tratado de Lisboa a través del cual se van a iniciar las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Por delante, un periodo de dos años en los que, por un lado la unión, con sus 27 miembros, y por el otro el otro el Reino Unido, tendrán que hablar de numerosos temas especialmente candentes: la situación legal en la que quedarán de los residentes europeos en el Reino Unido y viceversa, la posibilidad o no de que exista un tratado de preferente de comercio entre ambos actores,  el control de fronteras o la situación en la que quedarán las empresas con inversiones en ambos bloques.

Pero ahí no queda todo. A pesar de que May haya intentado mandar otro mensaje a través de diferentes medios de comunicación de los diferentes estados miembros de la Unión Europea, también se va a producir un divorcio entre los ciudadanos del continente y de la isla. Ya nada va a ser lo mismo, por mucho que no queramos pensar en ello.

Ahora, el Reino Unido va a apostar fuerte para que no se produzca un Brexit duro y parece que, para ello, va a seguir en primera instancia una estrategia de apaciguamiento. De hecho, la “premier” británica se ha apresurado a decir que el proceso de divorcio “no constituye un rechazo a los valores que compartimos como conciudadanos europeos”. Y además ha incidido en que tampoco es un intento de perjudicar a la Unión Europea ni a ninguno de sus Estados miembros. De hecho, dice que “al contrario, Reino Unido quiere que la UE tenga éxito y prospere”.

Tras este primer movimiento, ahora la pelota está en el tejado de la unión, que tiene por delante el reto de mantener un discurso único con un antiguo socio que conoce perfectamente cómo funciona la UE y conoce sus virtudes y debilidades a la hora de negociar asuntos de carácter internacional.

A todo esto, ¿qué tiene que decir Alemania como primera potencia económica de la Unión Europea? Pues parece que ha optado por la línea dura y se niega a que se dé la posibilidad de negociar la relación futura antes de que se aclaren los términos del divorcio. Además, insiste en que la Unión Europea se mantenga durante las negociaciones como un bloque unido para así marcar una posición clara, por un lado, frente a los movimientos secesionistas y populistas del seno de la Unión y, por otro lado, frente a la administración estadounidense de Donald Trump, quien nunca ha escondido sus simpatías por el Brexit.

Te invito a conocer la postura germana en las negociaciones para la salida del Reino Unido de la UE.

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