España salta al vacío


Esto se pasa de castaño oscuro y por eso he decidido volver por estos lares. Lo que comenzó allá por 2008 como una  crisis crediticia e hipotecaria -que resultó fatal para la burbuja inmobiliaria que se había generado en EEUU y que, posteriormente, descubrimos que también existía en otros países desarrollados como España e Irlanda-  ha pasado, casi por arte de magia, a una crisis de deuda nacional que soportamos estoicamente los ciudadanos de a pie a través de recortes en el Estado de Bienestar.

Ahora, señores,  somos nosotros quienes corremos con los gastos, por un lado, de unas instituciones públicas que han visto reducidos drásticamente sus ingresos y que, por lo general, están infectadas de enchufismo, aprovechados e ineptos que no saben analizar cuáles son las necesidades reales de la población. También somos nosotros quienes ponemos los euros sobre la mesa para hacer frente al gigantesco agujero generado por un sector financiero que abandonó el papel que le brindó el capitalismo: ser intermediario entre los sujetos económicos que ahorran y los sujetos económicos que invierten y consumen, para que así se genere riqueza. 


Reconozco que escribo desde la rabia contenida a través de las palabras. Muchos me dirán que el común de los mortales, en su día, también entró en el "juego" del crédito fácil, pidiendo préstamos desorbitados para comprar un coche o irnos de vacaciones y que, por tanto, tenemos parte de responsabilidad en la crisis actual. Puede que tengan parte de razón, pero cuidado, esta entrada no fue completamente voluntaria ya que fue el propio sistema económico el que generó unas necesidades y unas formas de afrontar los pagos. Recordemos que fueron muchos quienes tuvieron que entrar, por ejemplo, en el "juego" nada divertido de pedir una hipoteca para pagarse un techo en el que cobijarse. 

Somos el país en el que la clase política es considerada por sus ciudadanos como el tercer gran problema, detrás del paro y de la economía. Políticos, que han dejado a un lado la búsqueda de proyectos que posibiliten un crecimiento estable porque, a corto plazo, quizá no son muy rentables electoralmente hablando. Pero ellos no tienen toda la culpa porque también somos el país en el que no hemos sido capaces de desarrollar un modelo económico viable y sólo hemos aprendido a crecer a base de burbujas.

Cuando esta mañana Amaia Egaña ha decidido subirse a una silla y saltar al vacío desde su piso, ese del que le iban a echar, todo nuestro país ha caído con ella. España ha saltado al vacío, hemos caído junto con Amaia porque no hemos sido capaces de desarrollar un marco social y económico en favor del interés general. Hoy se ha hecho más que evidente que hemos pasado de una crisis económica a una emocional, que nos afecta directamente en el comportamiento y en la forma de ver nuestro entorno.

Vivimos días muy perros, en los que mucha gente está perdiendo su trabajo y sus casas y, por ende, las esperanzas de un futuro medianamente digno. Algunos datos pueden darnos una idea sobre el drama que se está generalizando en gran parte de la anteriormente considerada como clase media y media-baja. Por ejemplo: el número de desahucios durante los primeros tres meses de 2012 alcanzó los 18.424, un 18,5% más que en el mismo periodo de 2011. Pero, frente a todo esto, aún queda un hilo de esperanza. Parece que al fin se están dando cuenta y que el Gobierno central va a avanzar sus propuestas frente a los deshaucios de la mano del PSOE. Los sindicatos o el Consejo del Poder Judicial han mostrado su preocupación ante un problema que hasta ahora no ha adquirido el valor informativo y social que merecía. Un problema que es muestra de la crisis emocional que estamos viviendo. 

Comentarios

Caminante ha dicho que…
Sí, vivimos días muy perros...

Un abrazo

PAQUITA