Cinco ministros del ejecutivo brasileño han tenido que dejar sus puestos en los últimos cinco meses debido a distintas acusaciones de corrupción contra sus departamentos. La sombra de la corrupción se cierne ahora sobre el ministro de Trabajo, Carlos Lupi.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, está sufriendo en su propio equipo de gobierno -como destacó Hechos de Hoy- las consecuencias de la telaraña de la corrupción que se extiende en todos los ámbitos de la vida pública brasileña. Las últimas sospechas de malas prácticas recaen sobre el ministro de Trabajo, Carlos Lupi. Según dio a conocer la revista carioca Veja, varios asesores del departamento de empleo habrían exigido sobornos a diversas ONG. De esta manera, según denuncia dicha publicación, los órganos de control del ministerio de Trabajo se transformaron en instrumentos de extorsión que exigían el pago de sobornos, que rondaban entre el 5 y el 15% del valor del contrato gubernamental con las distintas organizaciones.
Entre los acusados de dichas prácticas se encuentran el antiguo jefe de gabinete de Lupi, Marcelo Panella y el ex asesor, Weverton Rochas, que han negado dichos cargos. Aparte del cobro de sobornos, la imputación que más ha afectado a Carlos Lupi es... SEGUIR LEYENDO EN 'EL INDIANO' DE 'HECHOSDEHOY.COM'
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