Las consecuencias de la modificación del clima a nivel global van a erigirse como el principal quebradero de cabeza entre las élites políticas y económicas del futuro. Mano a mano, el aumento de temperaturas y la modificación de ecosistemas van a traer, como conscuencias de su acción, la aparición de conflictos civiles y migraciones masivas en aquellos territorios más vulnerables a la alteración climática generada por la acción del hombre.
Los servicios de inteligencia y los organismos de seguridad son conscientes de los retos que van a tener que afrontar muchos países de lugares tan dispares como Latinoamérica, Asia o África. Eso sí, en esta dinámica, habrá regiones que sufran más de cerca las consecuencias del cambio climático que otras. Estas áreas precisamente son las que van a encontrar más problemas para hacer frente a los fenómenos generados por el cambio climático porque en su seno albergan estados débiles o fallidos, con escaso poder de maniobra para contrarrestar las consecuencias sociales y económicas generadas por sequías, inundaciones o pérdidas de cosechas. Por ejemplo, la probabilidad de guerra civil en el África Subsahariana sería un 50 por ciento mayor en las próximas dos décadas, según un estudio dirigido por la Universidad de California en Berkeley.
En este sentido, la falta de recursos acuíferos, como consecuencia del cambio climático y la acción del hombre, puede ser otro de los factores que alimente tensiones entre países y regiones. Tal y como indica el informe de la Oficina Nacional de Inteligencia de EE.UU. Global Trends 2025, la falta de acceso a agua adquirirá proporciones críticas a la hora de abastecer regadíos y zonas urbanas. Así, la escasez de este recurso por fenómenos de desertificación y desecación de zonas acuíferas será un elemento desestabilizador que marcará las relaciones internacionales del siglo XXI.
Aparte del control sobre el agua, debemos tener en cuenta que las razones que pueden llevar a la guerra en las próximas décadas van a ser múltiples. Por un lado, habrá disputas por el control de agua en las regiones con menores recursos acuíferos. Por el otro, se generarán tensiones a raíz del el control de zonas agrícolas y bosques. Frente a estas amenazas no queda otra que planificar estrategias de choque que suministren medios para generar alternativas en aquellas regiones que, potencialmente, pueden sufrir mayores problemas a causa de las alteraciones climáticas.
Según el politólogo alemán, Dirk Messner el cambio climático será “el riesgo de seguridad del siglo XXI”. Puede que no ande tan desencaminado. Conscientes de este peligro, los participantes en la Conferencia de Seguridad de Munich, celebrada en febrero de 2007, ya señalaron que era necesario llevar a cabo medidas contra el desarrollo del cambio climático porque este podría presentar un gran problema muy difícil de solucionar: las migraciones como consecuencia de guerras civiles. Así lo certifica también el investigador del CSIC, Carlos Duarte, en Cambio Global, impacto de la actividad humana sobre el sistema Tierra. ¿Qué se hará con lo que pueden ser miles de refugiados? ¿Cómo se les atenderá? ¿Dónde se les reubicará? Estas son varias de las cuestiones que vamos a tener que solucionar a lo largo del presente siglo.
Comentarios
Además, creo que nadie pone en duda que la lucha por recursos hídricos marcará la agenda política en determinadas regiones como África subsahariana.
Un saludo.