El adolescente Afganistán



Afganistán está creciendo. Como si de un adolescente se tratara, los tutores del país centroasiático se han puesto de acuerdo en que ya es hora de que el antiguo reducto talibán empiece a gestionar parte las cuantiosas ayudas que recibe. Así lo han acordado en la Conferencia de Kabul en la que participaron delegados de 70 países y organizaciones internacionales. Los planes son claros: el ejecutivo afgano debe controlar en dos años el 50% de las ayudas al desarrollo a través de los presupuestos del Estado. De este modo, el tutelaje internacional se mantiene pero parece que se le da un poco de independencia fiscal a unas autoridades que siguen sin controlar la seguridad de todo el territorio nacional.

La situación que está atravesando Afganistán se asemeja a la que muchos padres viven en sus casas con sus hijos adolescentes. La comunidad internacional, como tutor de turno, está cediendo algo en las pretensiones de un vástago que, con mucha razón, intenta obtener un poco de independencia. No han abierto mucho la mano, pero por algo se empieza. A cambio, los padres exigen que el tutelado adquiera responsabilidades. En este caso, lo que el adolescente Afganistán debe hacer es desplegar sus acciones militares en todas las regiones del país. De este modo, vemos como padre e hijo discuten y llegan a acuerdos; eso sí, bajo la atenta mirada de un progenitor que no se fía demasiado.

Pero la historia sigue y el tutelado intenta escapar del control paterno. Poco a poco, el adolescente Afganistán va haciendo amigos por el barrio, algo que provoca cierto desasosiego a sus padres. Uno de esos compañeros es Pakistán, con el que ha establecido una gran amistad aunque sólo sea por interés propio. De hecho, el Acuerdo de Comercio y Tránsito de Pakistán y Afganistán (APTTA) sólo implica una colaboración a nivel económico. Ni más ni menos, no sea que el vecino piense que Afganistán le va a invitar a jugar a la Play Station.

Al otro lado de la calle se encuentra India, la chica de sus ojos. Morena y curtida en la vida, India hace algún guiño a su vecino Afganistán. No se le ha insinuado directamente, ya que esta chica tiene muchos pretendientes. Sus atractivos son muchos, pero el adolescente Afganistán cree que está fuera de su alcance. Eso sí, India, que quiere controlar el tema amoroso en el barrio, lanza de vez en cuando algún que otro guiño a su vecino. De hecho quiere que el adolescente Afganistán esté "libre de interferencia externa".

Y mientras tanto, Afganistán tiene que hacer frente a las contradicciones de su edad. Él quiere centrarse, pero de vez en cuando se le calienta la sangre. En ocasiones, algo de su interior parece querer decirle que no siga por el camino que le marca sus padres. Afganistán, consciente de que tiene que hacer algo con su futuro, intenta hacer caso omiso. Quiere demostrar que ha cambiado, a pesar de los malos momentos que pueda pasar durante su adolescencia.

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