El conflicto palestino-israelí parece que se ha tomado un descanso. Después de varias semanas de ofensiva hebrea y de contraataques yihadistas a base de cohetes, la situación puede que vuelva a la normalidad durante un corto periodo de tiempo. Una normalidad que, por desgracia, no entiende de diálogo sino de tensión, terrorismo y ataques "selectivos". Una realidad un tanto extraña después de haber creado precedentes -por ambas partes- a base de escudos humanos, ataques a sedes de organizaciones internacionales y malas prácticas democráticas por parte de quienes deberían ser un referente político en la zona. Porque es en este último punto de déficit democrático donde debemos incidir. No vale decir que Hamás hace lo mismo porque esa no es una buena excusa. Ellos son terroristas y someten a su pueblo. Sabemos pues cuál es su naturaleza y cuáles deben ser las estrategias para apaciguarlos y acabar finalmente con el apoyo popular que tiene. Pero Israel es un Estado de Derecho, miembro de la ONU, que tiene unas responsabilidades y que no puede caer tan rápido en las trampas de quienes buscan desacreditarlo.
La cuestión es que hoy podemos estar más contentos. La civilización se ha reanudado, a medias, después de que estuviera un suspensión. El anuncio de que ya han podido entrar periodistas a la Franja de Gaza es una gran noticia. Parece mentira que debamos alegrarnos porque el ejecutivo israelí haya dejado pasar a los ojos de la Opinión Pública. Pero esa es la realidad y uno de los orígenes de la mala estrategia israelí en este episodio de bombardeos masivos.
Hasta ahora han querido ocultar al mundo las barbaridades que se han traducido en que aproximadamente más de 55% de los muertos son civiles, según los informes de varias Organizaciones No Gubernamentales. No les hablo de suposiciones, sino de realidades porque sino ¿por qué tenían miedo de que los periodistas internacionales contaran lo que estaba pasando desde el interior? Algo huele raro y mucho nos podemos temer que se hayan vulnerado principios elementales del Convenio de Ginebra aparte de haberse dado la espalda a las resoluciones de Naciones Unidas.
Alguno podrá esgrimir la peregrina idea de que se quería proteger a los informadores. Pero resulta tan vanal esta justificación que ni tan siquiera se la puede creer el propio Ejecutivo de Tel Aviv. Un Estado que ocupa un territorio ajeno, que es lo que ha hecho Israel para intentar acabar con Hamas, no puede imponer las pautas de trabajo de los periodistas. Y es que un profesional de la información que esté especializado en periodismo de trincheras sabe los peligros que corre. No hablamos de "Barbies" al estilo prensa rosa, hablamos de auténticos héroes que han muerto en muchas guerras y que deberían estar realmente protegidos cuando algunos locos deciden empuñar las armas.
Uno de estos ejemplos es Paul Wood, corresponsal de Oriente Próximo para la BBC. Él ha sido uno de los privilegiados que ha conseguido recoger testimonios in situ: "Los israelíes usaban un arma que parecía que iba como por el suelo. Había temblores como en un terremoto. Era como estar con un terremoto a todas horas", dice Jawwad Harb, cooperante de una organización humanitaria.
Ahora lo que toca es recoger esas pinceladas de la realidad vistas desde quienes han sufrido en la Franja de Gaza el desamparo de unas autoridades locales engalanadas en su odio visceral y de un ejército vecino que apenas dejaba un respiro tanto a la población como a los terroristas. Los palestinos lo tienen bastante mal si siguen bajo el yugo de los yihadistas. También lo tienen los israelíes que ven cómo se ha desacreditado su país en unas pocas semanas tras una etapa en la que se desmontaron asentamientos ilegales y se mantuvo relaciones más abiertas con Al Fath, la milicia democrática que ejerce la presidencia palestina.
Comentarios
Sin tomar partido, salvo por la paz y entendimiento duraderos, sólo un apunte.
Israel es una "isla" democrática rodeada por quienes la aniquilarían de inmediato si tuviesen tecnología y careciera aquella del apoyo norteamericano.
Su proporcionalmente enorme ejército y armamento está más que justificado.
Su uso debe ser discriminado, aunque ésto no es posible en ocasiones.
Aún así, ¡ qué diferencia con las guerras convencionales de antaño, donde morían civiles fundamentalmente !
Cuando se impide "retrasmitir", se sigue la máxima de "en la guerra todo vale".
Y no todo vale.
Un abrazo.
Miguel, el sentimiento de Israel es normal. Hablamos de un estado creado a instancias de la ONU que siempre ha encontrado oposición. Es verdad que es la "isla" democrática, pero también es cierto que muchas veces ha sido ella quien ha desarrollado estrategias que van contra los DD.HH. Por esa razón hace falta una mediación de EEUU y la UE.
Adamantio, por desgracia llevas razón...
Kerala, el mundo en el que vivimos se ha acostumbrado al espectáculo y, para muchos, el conflicto del que hablamos parece que es otro 'show' más. La sociedad civil debe tomar partido, pero también deben mover fichas los políticos.
Saludos a todos y siento contestaros tan tarde pero recordad que estoy de exámenes hasta finales de febrero. ¡Uf! ¡Qué largo se me hace! jeje