Todo atado y bien atado

Iluminados los hay en todas partes. Podemos encontrarnos a quienes, por ejemplo, se autodenominan como "soldados de liberación nacional" que más que liberar se dedican a reprimir las ansias de libertad de muchos. Estos ya nos los conocemos y tampoco nos sorprenden cuando deciden poner un bombazo que se lleve por delante al que pille o hacer su particular selección a base del tiro en la nuca. Si es un militar, pues está bien, si es una pobre anciana que andaba por el lugar los 'gudaris' dicen que son "daños colaterales", al más puro estilo OTAN. A pesar de esto, el problema nos lo encontramos cuando algunos, políticos nacionalistas para más señas, deciden erigirse como auténticos mesías que están por encima del bien y del mal a través de maniobras de muy poco gusto escogidas cuando la sociedad se encuentra más consternada.

Veo en los medios de comunicación que el 'Lehendakari' ha dicho que su consulta ilegal sería la solución ante ETA. ¿Cómo no nos habíamos dado cuenta antes? Lo más cachondo, si no fuera por la gravedad de la situación que viven muchos, fue cuando afirmó que quienes ilegalizaban a los grupos políticos relacionados con la banda terrorista son quienes realmente están dando oxígeno a los criminales. Si es que Ibarretxe lleva mucha razón. Mejor será permitir que los pistoleros puedan acceder a fondos públicos a través de la constitución de grupos parlamentarios o ayuntamientos, que ahogar financieramente a quienes amparan la violencia. Para más inri, resulta que su consulta, ambigua como pocas, parece ser la solución. Ciudadanos y ciudadanas vascas, tal y como le gusta decir al nacido en Llodio, no lo duden más: el PNV tiene la barita mágica para devolver la normalidad en el País Vasco.

Ironías aparte, cabe destacar la planificada maniobra desarrollada por los seguidores de Sabino Arana. En un primer lugar, a través de los medios de comunicación públicos, ha conseguido crear un ambiente en el que la bilateralidad es un constante. A nivel nacional no hay noticias en las que se contrapongan las opiniones entre gobierno y oposición, sino que las hay en donde se enfrentan el ejecutivo nacional y el autonómico. Así se consigue crear un concepto del distinto, de quien hace distinciones no a través de la ideología sino a través del sentimiento de pertenencia que resulta indispensable dentro del pensamiento nacionalista.

A continuación, podemos ver un más que interesado victivismo que consigue colocar a los peneuvistas como los buenos y a los tribunales y formaciones que aceptan las sentencias judiciales como los malos. Esto se ha logrado a través de los deseos de realizar una consulta que no cumple las reglas de juego marcadas por la Constitución. Así se consigue mostrar, por un lado, un rechazo a unas leyes que serían 'externas al pueblo vasco' y, por otro, hacer patente una 'represión estatal' frente al 'derecho democrático de decidir libremente el futuro'. Si a todo esto le añades una demanda al Tribunal de DD.HH. de la UE ya tienes el circo montado. Ahora los malos son los españoles y los buenos los 'auténticos' vascos. Además si dices que todo esto conseguirá acabar con ETA, a los que se les considera como los hermanos pequeños alocados, se toca la fibra sensible de quienes han visto mucho sufrimiento. Da igual que sepan que ese referendo no se vaya a celebrar, lo que interesa es quedar bien ante el escenario.

Por último, el apoyo a los grupos relacionados con el entramado terrorista se constituye como un arma de doble filo. En primer lugar haces patente tu 'solidaridad' con el resto de formaciones nacionalistas. En segundo lugar, e íntimamente relacionado a lo anterior, puedes ver engordar la cuenta de votos para las próximas elecciones ya que quienes han visto que los apoyabas deciden finalmente darte su papeleta ya que consideran que mejor será lo 'vasco de pura cepa descafeinado' que lo 'españolista'. Entonces vemos de nuevo la novedosa confrontación que no busca la ideología sino las supuestas 'comunidades' culturales y nacionales.

Y todo esto maniobrado con ese objetivo que ya hemos dicho, que no es otro que el de ganar las próximas elecciones. Es duro salir de ese sillón que has manejado desde la vuelta de la democracia así que hay que agarrarse a él lo máximo que se pueda para dejar todo atado y bien atado.