En estos tiempos de eliminación de fronteras en los que algunos trasnochados nacionalistas no han sabido ubicarse, los pasos hacia una Europa común, que debe ser respaldada e impulsada por los ciudadanos, queda cada día más cerca. Una muestra de ello va a ser el salto simbólico de esta medianoche cuando se suprimirán los controles terrestres y marítimos de los nueve países que entraron en la Unión Europea en 2004. Con esto se consigue expandir la libre circulación de personas, capitales y mercancías a un total de 24 miembros del continente. 24 estados que deben saber afrontar con optimismo una globalización regional en la que no caben los miramientos al ombligo o el chovinismo anticuado.
Uno de los grandes significados de esta apertura de fronteras lo constituye la posibilidad de que 404 millones de personas y 3,6 millones de kilómetros cuadrados van a conformar un nuevo espacio no sólo político, sino también social. Así pues, los nueve países en los que se eliminarán los controles son Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia y Malta, es decir todos los que entraron en la UE en 2004 menos Chipre, que ha solicitado una moratoria. Las conmemoraciones por la apertura de fronteras tendrán lugar esta medianoche en cuatro lugares: las fronteras entre los tres países bálticos; los pasos Alemania-República Checa-Polonia; los de Austria-Hungría-Eslovaquia y los de Italia-Eslovenia. Mientras tanto, los controles aereoportuarios serán levantados el próximo 30 de marzo.
Si nos fijamos bien, podemos observar que se ha producido un salto cualitativo en la caída de las últimas barreras físicas que separan a los países de Europa central y oriental que integraron el desaparecido bloque soviético. Frente al contexto histórico que introdujo el odio entre estados que forman parte de un marco socio-cultural complementario -un odio que, por cierto, fue apoyado por muchos políticos irresponsables- se abre un camino esperanzador donde debe presentarse la voluntad de cohesión en la que nadie disponsga de privilegios. Nos encotramos así ante un horizonte menos oscuro, que ha eliminado el gris del hormigón que tanta penurias trajo por el del azul común y unido. En esto, sin lugar a dudas, el próximo objetivo a conseguir es el del hermanamiento con los balcanes, un espacio que podría conseguir su estabilidad entrando dentro del grupo de la europa común.
Ahora bien, aunque nos hallemos con un panorama postivio, debemos tener en cuenta que el proceso europeo debe incentivar la espontaneidad cívica. Frente a quienes intentan imponer una visión exclusivamente económica, debemos responder con un proyecto político de base que busque como fin último la creación de una gran institución europea. Es en esta respuesta en la que podemos encontrar una mayor cohesión e identificación con los ideales comunitarios que no niegan el carácter nacional de los actuales países, sino que proponen una unificación institucional mediante la cual se puede llegar mejor a los fines relacionados con la representación popular o el desarrollo de las regiones. Es así la representación de un sistema muy parecido a la federación donde se tienen en cuenta a los órganos más cercanos a los ciudadanos sin detestar, ni mucho menos, los beneficios federales. Sólo así haremos Europa.
Comentarios
Un saludo y Feliz Navidad, Duende!
Feliz Navidad a todos.
Feliz Navidad.