Anteriormente lo fue la heroína y todo el entramado del vicio de esa droga que hacía desaparecer a los jóvenes de un plumazo, llevándose así a escuálidas figuras que se pinchaban en cualquier lugar que podían. Ahora, junto con el mismo mundo de la droga –aunque “modernizado”- nuestra generación se enfrenta a una lacra que se está llevando la vida de muchos jóvenes. Muchos no son conscientes de ella, pero son muchísimas las familias las que han sufrido sus consecuencias. No podemos hablar de otra cosa que de los accidentes de tráfico. Nunca a lo largo de la historia han fallecido tantas personas por culpa de la carretera. Es cierto que el parque automovilístico ha aumentado de forma considerable –algo bastante habitual en los países desarrollados- pero junto con él, la irresponsabilidad se ha mantenido e incluso también ha aumentado.
Busquemos un perfil modelo. Imagínense a un joven de 19 años que se ha sacado el carné de conducir hace unos seis meses. El niño, perteneciente a una familia de clase media-alta ha pedido a sus padres como regalo por acceder a la universidad un coche. Hace años si se le hacía caso a ese capricho, muchos padres optaban por darle un coche de segunda mano que, en muchas ocasiones, había pertenecido a la familia. Pero ahora resulta que esto no es así. ¿Para qué le vamos a dar una “tastarria” –se preguntaran algunos tarados- si podemos comprarle un verdadero cochazo?
Así que, de golpe y porrazo, el jovencito de 19 años, con seis meses de carné, recibe un automóvil que puede alcanzar las 200 km/h. Al poco tiempo después, este tiene un accidente en una carretera secundaria a la vuelta de las fiestas patronales de una localidad vecina. La razón está clara: alto índice de alcohol en sangre. A partir de ahí, la tragedia particular de la familia empieza y nunca terminará a lo largo de su vida.
Pero ahí no queda todo. Una parte importante de responsabilidad de este problema lo tienen las administraciones tanto autonómicas como nacionales. Durante demasiado tiempo algunos personajes sin escrúpulos se han preocupado más en recaudar fondos en las autopistas y autovías que en hacer un verdadero control del tráfico rodado en las carreteras nacionales y secundarias. Caso aparte es el del mantenimiento de las calzadas. Y es que no dan tanta rentabilidad electoral en comparación con un acto en el que viejos y niños dan besos en la cara del presentable. Los votos mandan, el bienestar de los ciudadanos queda en un segundo lugar.
Ahora parece que se han tomado medidas que, por desgracia, se quedan cojas. Por un lado el permiso por puntos que muchos se lo están empezando a pasar por la entrepierna, por el otro el aumento de los efectivos de la Guardia Civil en controles de alcoholemia y velocidad. Es un buen camino para empezar, no lo negaré. Aun así hay que hacer algo más, empezando por la educación. Esto es difícil pero merece la pena intentarlo para que mi generación no vaya desapareciendo en cuartos blancos con esquizofrenias ocasionadas por las drogas de “diseño” o en ataúdes donde ponga: “José Pérez Salgado (1985-2007)”.
Busquemos un perfil modelo. Imagínense a un joven de 19 años que se ha sacado el carné de conducir hace unos seis meses. El niño, perteneciente a una familia de clase media-alta ha pedido a sus padres como regalo por acceder a la universidad un coche. Hace años si se le hacía caso a ese capricho, muchos padres optaban por darle un coche de segunda mano que, en muchas ocasiones, había pertenecido a la familia. Pero ahora resulta que esto no es así. ¿Para qué le vamos a dar una “tastarria” –se preguntaran algunos tarados- si podemos comprarle un verdadero cochazo?
Así que, de golpe y porrazo, el jovencito de 19 años, con seis meses de carné, recibe un automóvil que puede alcanzar las 200 km/h. Al poco tiempo después, este tiene un accidente en una carretera secundaria a la vuelta de las fiestas patronales de una localidad vecina. La razón está clara: alto índice de alcohol en sangre. A partir de ahí, la tragedia particular de la familia empieza y nunca terminará a lo largo de su vida.
Pero ahí no queda todo. Una parte importante de responsabilidad de este problema lo tienen las administraciones tanto autonómicas como nacionales. Durante demasiado tiempo algunos personajes sin escrúpulos se han preocupado más en recaudar fondos en las autopistas y autovías que en hacer un verdadero control del tráfico rodado en las carreteras nacionales y secundarias. Caso aparte es el del mantenimiento de las calzadas. Y es que no dan tanta rentabilidad electoral en comparación con un acto en el que viejos y niños dan besos en la cara del presentable. Los votos mandan, el bienestar de los ciudadanos queda en un segundo lugar.
Ahora parece que se han tomado medidas que, por desgracia, se quedan cojas. Por un lado el permiso por puntos que muchos se lo están empezando a pasar por la entrepierna, por el otro el aumento de los efectivos de la Guardia Civil en controles de alcoholemia y velocidad. Es un buen camino para empezar, no lo negaré. Aun así hay que hacer algo más, empezando por la educación. Esto es difícil pero merece la pena intentarlo para que mi generación no vaya desapareciendo en cuartos blancos con esquizofrenias ocasionadas por las drogas de “diseño” o en ataúdes donde ponga: “José Pérez Salgado (1985-2007)”.
Comentarios
A ti no te dieron nada, a mi tampoco pero hay gente que se ha lanzado a las modas de los "nuevos ricos" y eso trae consecuencias desastrosas.
Un saludo.
Imaginate ahora a un joven con 18 añitos recien cumplidos.
Con esto no quiero decir que la gran mayoria de chicos y chicas jovenes sean unos temerarios al volante,pero la mayoria de edad y la carretera no son buenas amigas.
Lamento ser tan duro con la juventud,(muchos "adultos" son mas peligrosos que una bomba de relojeria),pero tengo mis motivos para pensar asi.
Saludos
Saludos.
PD: eso sí, hay algunos "viejetes" que también tienen su tela.
esta aqui http://elbaluartedeoccidente.blogspot.com/
# Duende, si mal está que un chaval de 18 años pueda tener un coche con el que matarse, peor me parece que tenga la capacidad de votar y poner a un tipo como Rodríguez el Traidor, dispuesto a matar a toda una nación ^_^