Son unos engañabobos, unos aprovechados de los que siempre hemos tenido en nuestro país. Lo fuerte de esto es que muchos caen en la trampa y quedan atrapados en un complejo pseudoreligioso que se cree con la tenencia de la verdad y que exprime a sus creyentes al máximo. Tenía ganas de darles caña a estos "cristianos" de la autodenominada "Iglesia Cristiana Palmariana". Aprovechando una de esas noches en las que a uno no le apetece dormir demasiado, tuve la oportunidad de ver un reportaje sobre este entramado sectario, de carácter ultraderechista y privatorio de toda libertad individual y colectiva. Había oído en muchas ocasiones hablar de ellos, pero ayer pude comprobar gracias a distintas fuentes, el grado de limpieza mental que realizan estos "iluminados".
La historia de la "Iglesia Cristiana Palmariana" es, cuanto menos, curiosa. Resulta que un día un grupo de cuatro niñas de entre 12 y 13 años dijeron ver a la mismísima Virgen María. A partir de ahí, empezó un proceso que iba al alza gracias a la ignorancia general. Paralelamente, las estrictas prácticas han ido separando a familias enteras ya que quienes pertenecen a esta "iglesia" no pueden relacionarse activamente con gentes de otras confesiones. En esto, un antiguo corredor de seguros, Clemente Domínguez Gómez, se autoproclamó como el 'Papa Gregorio XVII'. ¿Y esto por qué? ¿No lo adivinan? Pues porque resulta que la Iglesia Católica estaba infestada de comunistas y masones. Ya se lo dijo el "Señor" y todo: “Ellos no le permiten al Papa gobernar. La Iglesia es gobernada por manos infernales. La Masonería y el Comunismo han infiltrado bien el Vaticano, rodeando y martirizando a mi queridísimo Pablo VI.”
Así que, de golpe y porrazo, decidieron escindirse de la Iglesia de Roma. Es lo más natural porque el mismísimo Satanás estaba en el seno del trono de Pedro. Entonces se inició un movimiento que paralelamente exige una ortodoxia galopante para los seguidores mientras que los cabecillas se dedican a tener sexo con quien le da la gana y a comer buen jamón ibérico junto con sus respectivos kilos de langostinos. A la par, Clemente -o Gregorio XVII- se lo curraba cada día más para tener apariciones y así cubrir el cupo semanal de contactos con Dios. En este camino, se fue rechazando los postulados del Concilio Vaticano II y se recuperaron el rito Tridentino declarando excomulgados a todos los que lo nieguen puesto que es “verdad revelada por Dios”. Entre los rechazados, ¡válgame Dios!, se encuentran el Rey Juan Carlos I -por traidor al caudillo-, Juan Pablo II, la Iglesia Católica, los sacerdotes obreros y -cuidado que esta es buena- todos los espectadores de Jesucristo Superstar.
Si tenemos excomulgados, tendrá que haber canonizados pensó Clemente. Es fácil, todos aquellos que han contribuido a luchar contra la masonería y el comunismo que han entrado en Roma. Entre ellos se encuentran San Francisco Franco, San Luis Carrero Blanco o San José Antonio Primo de Rivera. Todo estaba montado para que el chollo no se les fuera de la mano. Así, Gregorio XVII se rodeó de un séquito que le permitió tener más de 20 trajes papales, un anillo de más de 12.000 euros y todas las juergas habidas y por haber que no permitía tener a los creyentes. Son cosas que pasan en la vida, la doble moral no escapaba de este grupo de "iluminados" que se caracterizan por un carácter hermético en su gran catedral de más de 6.000 metros cuadrados.
Como toda buena secta manda, las profecías debían estar en el orden del día. Entre ellas la de que el mundo se va a destruir en el 2008 o que Clemente iba a morir crucificado en Palestina y con la vista recuperada. Ahí no queda todo, sino que, al igual que Jesucristo, Gregorio XVII iba a resucitar al tercer día y se iba a reencarnar en Pedro II. Esa mezcla de religiones y tradiciones es lo que le da esa "riqueza" que es más bien material.
A día de hoy, son muchos los que siguen creyendo en esta pseudoreligión que tiene un nuevo "papa" tras la muerte del anterior. Es Manuel Alonso Corral o como le gusta que le llamen, Pedro II. Este, lógicamente es el titular legal de todas las posesiones de la "Iglesia Cristiana Palmariana". Por lo que respecta a la expansión de esta plaga, los "palmarianos" disponen de delegaciones en EE.UU, Canadá, Méjico, Venezuela, Colombia, Argentina, Perú, Martinica, Costa Rica y varios centros en España, especialmente en Sevilla donde se concentran la mayoría. ¡Que Dios nos coja confesados!
Comentarios
Saludos.
Navegaterojo ¡yo quisiera ser tu cardenal! jejeje
Saludos.
Una pena.