Adiós sensatez

Los más cercanos a Arzallus, Ibarretxe y Egibar se han hecho con el poder del PNV gracias a la reciente salida de Josu Jon Imaz. De esta manera, el sector soberanista -más bien "estatalista"- se ha desecho de un personaje que introducía sensatez entre los nacionalistas.


Últimamente la cordura se está perdiendo entre los partidos políticos. Una muestra de esto, aparte de la constante crispación con la que nos deleitan a cualquier hora, son las recientes retiradas de grandes figuras como son Josep Piqué, Rosa Díez y ahora Josu Jon Imaz. Mirando bien los nombres, da la casualidad de que quienes han abandonado el barco que les invitaba a tirarse a la mar son quienes han mostrado una actitud moderada, medida y responsable en los partidos políticos implicados, es decir, en el PPC, PSOE-PSE Y PNV. Quizá este tema no traería más cola si no fuera porque estos hechos nos están dejando algo bastante claro entre los votantes: no existe democracia interna en las formaciones políticas que son quienes deberían llevar ese espíritu hasta sus últimas consecuencias.


Todos sabemos cómo es el Partido Nacionalista Vasco, todos sabemos cuáles son sus oscuros orígenes tan cercanos al carlismo pero ahora, además, todos sabemos que no se diferencian mucho del resto de la clase política que aprovecha cualquier situación para zancadillearse. Josu Jon, junto a Iñigo Urkullu, era una clara muestra de que otro nacionalismo es posible en el País Vasco. Frente a quienes han antepuesto siempre el ideal de la soberanía y la creación de un estado independiente, nos encontramos el deseo del consenso y del pacto para acabar con la lacra que ha marcado la política vasca desde la vuelta de la democracia a nuestro país. Y si para eso hacía falta renunciar temporalmente a algunos postulados tradicionales de los hijos de Sabino Arana, ahí se encontraban ese grupo de personas consecuentes con la realidad del momento. No se trata de subir a los altares al ahora ex-presidente del PNV -con el que no comparto nada en cuanto a ideología- sino de tener en cuenta que con él muere un sector que deberá renacer si el PNV pretende ser en el futuro el referente nacionalista vasco.


Un escrito, enviado a los medios de comunicación ha mostrado algo de luz en esta inesperada huída. El dirigente nacionalista atribuye su decisión a "la pluralidad de discursos, la división y la tensión" en el partido, que "contribuyen a debilitar el proyecto y confundir a la sociedad vasca". Más claro, agua. El partido político que se vanagloria de ser el más antiguo del "Estado Español" resulta ser un calco más de lo que significa mantener la persecución contra el que piensa y no es un simple borrego. Si seguimos leyendo el comunicado dirigido por Imaz, encontramos cosas muy interesantes: "Conceptos como Estado-Nación, soberanía o independencia adquieren hoy tintes necesariamente diferentes de los que en el pasado representaban. Las fronteras se debilitan e incluso desaparecen de nuestro entorno, y desde el nacionalismo vasco democrático tenemos que ser pioneros en las reflexiones de actualización de nuestro bagaje fundacional [...]". Parece ser que quienes se han quedado al mando no quieren dar un paso al frente y desprenderse de los antiguos textos. No quieren ver un proceso centrípeta que está eliminando los Estados-Nación por las comunidades de carácter regional como la UE o EEUU.


La división y la confrontación por el discurso parecen evitar una renovación dentro del PNV, una renovación que lógicamente no abandonaría sus fines últimos pero que entraría en la realidad española y vasca. "Creo en una Euskadi en la que los diferentes sentimientos de pertenencia de quienes componemos la sociedad vasca convivan compartiendo un proyecto de país [...] y en la que los acuerdos amplios entre diferentes sirvan para hacer frente a los retos de futuro". Entrados en pleno siglo XXI, queda desfasado el demagógico argumento del "derecho a decidir", más aún en un estado democrático, integrado en la UE, en la ONU y en más organismos internacionales. Pues los Ibarretxe y los Egibar siguen con este falso juego en vez de intentar llegar al acuerdo.


Respecto a este último concepto, el del acuerdo, me quedo con las siguientes palabras de Josu Jon Imaz. Buscan un fin que no el mío, pero lo buscan desde un espíritu que se aleja del sectarismo de la actual plana nacionalista. Fueron dichas el pasado dos de febrero en un desayuno de Fórum Europa en Bilbao. "El objetivo estratégico de este país no tiene que ser enfrentarse a España, sino cautivarla y ganar a España, en términos de ganar confianza. ¿Por qué? porque el pacto, el acuerdo y la bilateralidad exigen confianza. Por tanto, yo no quiero enfrentarme a nadie, yo quiero cautivar. Yo creo que la sociedad vasca tiene que cautivar a la sociedad española porque esos son, desde un punto de vista emocional, los elementos necesarios para poder construir un pacto con garantías y con respeto."

Comentarios

Jorge Castrillejo ha dicho que…
Y el Rey, ¿qué opina de esto?.
Duende Crítico ha dicho que…
El Rey, a saber... No es que me importe mucho, la verdad.