Hoy no voy a hablar de la detención de Isabel Pantoja. No lo voy a hacer, señores, porque en realidad me importa un rábano lo que le pueda suceder a esta señora que se ha hecho de oro cantando un par de canciones, sea dicho que de gusto pésimo (lo siento por los "pantojistas"), y vendiendo exclusivas y más exclusivas a la denominada "prensa" rosa. En este jueves de resaca festiva, voy a centrarme en algo que resulta un poquito más importante como fue el debate entre los dos candidatos que han pasado a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia. Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal mantuvieron ayer un diálogo encendido, propio de una democracia avanzada como es Francia.
Siento envidia de los gabachos, he de reconocerlo. Resulta que en España, nuestros políticos son tan mezquinos que no se han ofrecido nunca a desarrollar debates en directo. Bueno, es cierto, estoy mintiendo ya que una vez tuvimos la oportunidad, allá por el año 1995. En esa ocasión, Felipe González, que se veía con el agua al cuello, accedió a intentar salvar los muebles ante un José María Aznar que lo tenía todo a favor frente a un gobierno que se caía por su propio peso. Desde entonces, en estas tierras de la península ibérica no hemos visto un debate político a nivel nacional, aunque sí a nivel autonómico y municipal. Nuestra democracia nos muestra así, que aun nos queda camino a recorrer para equipararnos con otros países de nuestro entorno.
Volviendo al hilo del tema principal, una cosa nos queda clara: el debate entre la socialista Royal y el conservador Sarkozy quedó en un empate técnico. Eso sí, un empate que dejó claras muestras de los esfuerzos de Ségolenè por llegar al Elíseo. "Nicolas Sarkozy no ha perdido, pero Ségolène Royal ha ganado", ha señalado Libération. Por su parte el conservdor Le Figaro apunta la templanza de Sarkozy y la arriesgada postura de Royal. Los temas tratados ya nos los podemos imaginar: seguridad, educación, familia, reducción de la deuda pública... Todo, eso sí, aderezado con una pizquita de encrispamiento que, en su justa medida, es algo normal en todas las elecciones democráticas.
De esta manera, los sondeos dan como ganador a Nicolas Sarkozy, el hombre duro del anterior gobierno. Aun así, las incógnitas todavía vuelan por el país vecino. Por un lado, el ultraderechista Le Pen, ha llamado a la abstención de los más de 4 millones de votantes que obtuvo. Por el otro, Bayrou, el centrista revelación, ha dejado claro que no votará al conservador Sarkozy, aunque no ha declarado su apoyo a Royal. Todo que da así en el aire, algo que debe estar poniendo de los nervios a los dos candidatos que se juegan mucho.
La elecciones francesas marcarán la política exterior del estado galo. En lo que nos concierne, España seguirá en un puesto importante de su agenda para estrechar el cerco a la banda terrorista ETA. Si la elegida es Ségolenè, queda más que claro que las relaciones bilaterales entre ambos países serán mucho más fructíferas tras las múltiples simpatías mostradas por Rodríguez Zapatero hacia la candidata socialista. Mientras tanto, ¿qué será de la Constitución Europea que intenta relanzar Alemania? La cuestión queda ahí, tras el rechazo de los franceses al actual texto.
Comentarios
Al final ganó Sarkozy las elecciones francesas y la izmierda lo 'celebró' como saben: destrozando mobiliario urbano, quemando cerca de 400 coches, etc.
Muy 'democrático'.
Por cierto, demos la enhorabuena a Sarkozy aunque mi candidato preferido no estuviera en la segunda vuelta y no son lo extremistas de ambas ideologías XD
Sinceramente, no me lo esperaba, vaya mie*da.