Mientras observamos que en Darfur se utilizan aviones de ataque camuflados con los emblemas de las Naciones Unidas para acribillar a todo el que se ecuentre por delante, Colombia inicia un nuevo proceso de diálogo para intentar acabar con parte de la lacra del terrorismo y del narcotráfico en el país sudamericano. Así lo atestigua la creación de una mesa de diálogo entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno de Colombia.
"Fue una reunión muy corta, de unos 15 ó 20 minutos, la idea era conversar sobre la marcha de la ronda de ahí en adelante". Con esas palabras anunció Darío Mejía, asesor del Alto Comisionado para la Paz, la conformación de de la sexta ronda del diálogo que quedó instalada tras una breve reunión en La Habana, en la que apenas concertaron la celebración de un nuevo encuentro. El testigo del acto fue Darío Echeverri, representante de la Iglesia Católica colombiana, que parece estar muy implicada en la búsqueda del cese de la violencia en un país del que muchos huyen en busca de no sólo de mejores condiciones de vida, sino de tranquilidad a la hora de desempeñar las labores cotidianas. Eso sí, en la reunión mantenida no se ahondaron en temas de vital importancia como las formas de las negociaciones o los representantes que tendrán por delante el objetivo de avanzar hacia la justicia y la libertad total de los colombianos.
A pesar de todo, el horizonte no es que sea muy alagüeño por lo que podemos deducir de distintas declaraciones de los distintos autores del conflicto. Por un lado, nos encontramos con un gobierno receloso que no termina de creerse la postura de esta organización terrorista. Por el otro, una guerrilla que, al estilo de lo que hizo ETA durante la última tregua, exige que haya un cese de las hostilidades inmediato, temporal y "experimental", "para crear un ambiente de paz y participación".
Muchos han sido los grupos terroristas que se han dedicado a la "acción armada", más bien acción cobarde, para defender un nuevo sistema que creían justo. Sólo tenemos que echar una ojeada: ETA, GRAPO, IRA, las FARC, ELN, Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)... para darnos cuenta de que son muchos los que se han creído unos iluminados "apoyados por el pueblo". Los ha habido de todos los colores, en casi todos los países, siempre cortados por el mismo patrón, que se han dedicado a matar inocentes y a negar la palabra para imponerse sobre los demás. La cobardía de esconderse detrás de una Kalasnikov, ha hecho que muchos insensatos e ignorantes los consideren "héroes". Aun así, algo debe quedarnos claro: una mentira no es verdad aunque se repita mil veces. En este caso, a pesar de que nos quieran vender la moto, estos grupos son detestables y no defienden los derechos de una nación o colectivo, sólo se justifican para poder seguir viviendo mientras quitan la vida de otros. No saben hacer nada más, esa es su realidad.
Deseemos que la esperanza y la sensatez se haga un hueco entre tanto cabezarota para que la verdadera justicia y la verdadera democracia hagan la labor social indispensables en las sociedades que sufren día sí y día también la lacra de los "mesías". Por cierto, Colombia ya ha dado su primer paso y ha cesado el cese de hostilidades propuesto por el ELN.
Comentarios
Buen análisis, Duende.