Jean Marie Le Pen, ese defensor aférrimo del sistema de Vichy que se hizo tan fomoso en las últimas elecciones a la presidencia de Francia, parece que tiene problemas para presentarse a los próximos comicios del país galo. Resulta que nuestros vecinos exigen para presentarse a la elección el apadrinamiento, antes del 16 de marzo, de 500 alcaldes de al menos 30 departamentos, y en ningún caso puede haber más de 50 de un solo departamento. Algo que Le Pen no dispone. Esta medida, un tanto extraña, consigue así que no se presenten partidos demasiado pequeños y que los que lo hagan estén avalados democráticamente.
Dicen del viejo ultra que ha moderado su discurso en los últimos meses y que su beligerancia ha disminuido. Pero ¡cuidado, que nadie se confíe! Su candidatura y su partido, el Frente Nacional, siguen llamando al voto de los franceses descontentos con la inmigración. Para conseguir este objetivo, no desecha expresiones xenófobas contra extranjeros e hijos franceses de estos. La labor de los ultraderechistas franceses sería "defender" la República de "injerencias externas".
78 años, esa es la edad de una persona anacrónica en su pensamiento pero populista como el que más. Parece que no desecha las medidas electorales que utilizan otros que se denominan de "izquierdas" en el cono sur americano. Así lo ha demostrado cuando ha hecho una "llamada solemne" a todos los alcaldes galos ya que considera que sería "escandaloso y dañino para la democracia y la República que no pueda ser candidato". Ahora, les toca a los representantes políticos elegir entre defender la democracia de elementos dañinos para ella o caer en el error de permitir que la derecha racista se presente aunque pueda sonar impopular la medida.
Francia, el lugar donde empezó a gestarse la democracia junto con EEUU, está inmersa en una crisis social sin precedentes. El paro, la mala integración de los inmigrantes de primera y segunda generación, o la educación son los principales problemas que se encontrará el próximo/a Presidente de la República. El máximo representante de los ciudadanos tiene que ser un personaje que no debe echarse al discurso barato sino al trabajo aférrimo. ¿Qué será de nuestros vecinos en las próximas elecciones? ¿Podrá presentarse el impresentable de Le Pen?
Comentarios
Si a los franceses les gusta su dictadura, es su asunto, y no el mío. Quizá incluso se merecen al imbécil corrupto e inmoral que tienen por presidente. Pero, por favor, que no lo llamen "Democracia". Que no lo hagan, al menos, si saben algo de etimologías.
http://www.dailymotion.com/visited/search/Yves-Marie%2BAdeline/video/x19h4j_yvesmarie-adeline-sur-lci
Yo soy de los que no hubiera dejado participar a Hitler en las elecciones porque nos habríamos ahorrado muchas cosas, sobretodo los franceses...
Quizá la medida francesa no sea la más idónea pero por ahora está consiguiendo que este defensor de un genocida por todos conocido no tenga hueco en algo que rechaza. Si no quiere democracia, que no se presente en ese sistema ¿o no?