Tengo un amigo que se llama Antonio, no pondré el nombre real por razones de seguridad, y es un típico alcorconero de los pies a la cabeza. Suele vestir vaqueros, deportivas y, en ocasiones, una chupa de cuero negro de esas que otros no solemos llevar porque nos parecen un poco macarrillas. Mi amigo es un buen tipo, uno de esos con los que se puede contar en las situaciones menos insospechadas, algo que quizá uno no podría imaginar al ver su dura fachada que esconde un blando interior. Antonio es de Alcorcón. Su Alcorcón natal es la típica ciudad de un cinturón industrial de una gran urbe, en este caso Madrid, que pertenece al denominado "cinturón rojo". La tradición obrera del lugar así lo testifica.
Alcorcón siempre ha sido una ciudad abierta al forastero en la que nadie se sentía extraño. Durante los años del impresionante desarrollo económico madrileño, esta ciudad empezó a convertirse en una cuna para todos aquellos españoles que abandonaban el campo. Este hecho hizo que Alcorcón se fuera convirtiendo en un sitio plural de acogida. Antonio ha crecido en esta realidad y por ello ve que lo más natural sea recibir con los brazos abiertos a quienes son de fuera.
Hasta hace poco todo iba como siempre y la bienvenida era dispensada a todo extranjero que llegara con ganas de trabajar para labrarse un futuro más próspero. Pero no todo en la vida es de color de rosa. Desde hace unos pocos años Antonio está viendo que el carácter integrador de su ciudad está cambiando por culpa de unos mafiosos. Donde había bancos para sentarse tranquilamente a tomar el sol o canchas de baloncesto para echar una pachanga con los amigos, ahora hay unas pandillas de navajeros, esos que llaman "Latin Kings", que se dedican a cobrar el uso de las instalaciones públicas. Donde había zonas para salir por la noche a matar las desgracias del día, ahora aparecen atracadores de debajo de las piedras que por menos de nada te pinchan por la espalda.
Mi amigo Antonio está preocupado y no es para menos. Cree que las autoridades les están dejando a un lado y miran para otro sitio. Antonio no es racista, él respeta a todas las personas honestas que vienen a trabajar como lo hicieron otros en los años 70, pero lo que no tolera es que haya unos prepotentes descerebrados que se hagan dueños de unas calles que anteriormente se compartían sin problemas. Digamos que odia a aquellos que se creen superiores por cualquier razón, ya sean los adoradores del aguilucho o los ahora defensores de la "raza latina" que no sabe muy bien lo que es.
Antonio y Alcorcón necesitan la ayuda de sus representantes para acabar con esta lacra semimafiosa que inunda las calles. Teme que algún día él sea el siguiente en sufrir una desgracia y por ello quiere tomar cartas en el asunto. "Si la poli no hace nada, lo tendremos que hacer nosotros" me dijo un día. Ojalá Antonio no haga nada y sean los organismos competentes quienes se encarguen del asunto. ¿Cómo deben hacerlo? Aplicando la ley contra los delincuentes.
Comentarios
Y nuestros políticos.... ya ves la Espe y su trouppe echándole la culpa al gobierno, (a quien si no) y el gobierno quitándole importancia, el caso es quitarse al "muerto" de encima.
Antes esto los ciudadanos debemos EXIGIR a nuestros políticos que asuman su responsabilidad y esto cabe TODO los tipos de acciones desde la policial a la judicial.
Un consejo para tu amigo, las medidas a tomar es pedirles a los poderes públicos que intervengan, eso y nada más y si no la hacen ya llegara el momento de "ajustarlos las cuentas"
El hombre de musgo estoy contigo en el análisis aunque creo que estas manifestaciones no acabarán en racismo ya que todos los que estaban eran antifascitas.
Saludos.
Gracias por tu interes.
Afortunadamente en mi pequeña ciudad aun no se dan casos como el que comentas(sobre todo por que se esta convirtiendo en una ciudad de ancianos)pero deseo que tu amigo "Antonio" tenga tranquilidad,y espere que los poderes publicos solucionen el problema,aunque tiene una mala solucion pues como dice el hombredemusgo todos se tiran la pelota y ninguno toma decisiones.
Por lo demás, esperemos que se tomen las medidas oportunas.
PD: Saludos a Antonio